Debajo de mi cama no hay hueco para nada, así que he decidido basarme en otra cama, la de mi hermano, en la que bajo esta hay todo un mundo en el que reina el caos.
la cama de mi hermano está a una gran altura, tanto que debajo tenemos una habitación entera, incluida la puerta.
El escritorio es uno común, con huecos para poner el ordenador (aunque no cumplan la función para la que vienen predispuestos) y unos cajones que puede utilizar a su antojo.
Este es un escritorio abrumado de objetos, en el que, por ejemplo, vemos el ordenador, colonias, desodorante, gasolina para el zippo, mecheros y un montón de papeles de los que realmente todavía no he logrado descubrir si tienen alguna verdadera utilidad (es una mezcla un tanto... peligrosa).
Esta parte está llena de recuerdos: un polo con las firmas de sus amigos del colegio, una fotografía de nuestros primos y nosotros, una camiseta de "Mägo de Oz", un grupo musical que le gusta, una servilleta de tela del "diablo de Tasmania" (muñeco que en su tiempo le encantó), un sombrero que no utiliza y una boina que jamás usará (digo yo). Además, también tiene una flecha de salida de emergencia que luce en la oscuridad.
Para el ordenador tiene todo lo necesario para poder hablar y jugar con sus amigos: webcam, teclado y ratón inalámbricos y unos altavoces con los que oírles a ellos y la música que le apetezca escuchar.